Una víctima para el Siglo 20 NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO

Una víctima para el Siglo 20 | ArtículosNuestra Señora del Buen éxito, Quito, EcuadorDurante los siglos XV y XVI vivió en Quito, Ecuador, una monja española cuya vida, poco conocida pero extraordinaria, tiene una conexión directa con nuestros días. Madre Mariana de Jesús Torres y Berriochoa, una monja de la Orden Concepcionista, quien sobrepasaba la disciplina ya estricta de su congregación tradicional con respecto a las penitencias impuestas. Más allá incluso de los sacrificios y sufrimientos que ella amorosamente aceptaba solicitados directamente a ella, por nuestro Señor y Nuestra Señora.Su frecuente contacto con seres celestiales y sus sufrimientos sobrenaturales contrastan tanto con los caminos de nuestro impío siglo y son tan extraordinarios en sí mismos, que es preciso decir unas palabras de sus credenciales.Madre Mariana dejó por escrito un informe completo de su vida a las órdenes de sus superiores. Este informe fue aprobado por el Reverendísimo Pedro de Oviedo, décimo obispo de Quito, quien tuvo el privilegio de conocer y guiar a la Madre Mariana. Además, con el recuerdo de todos los hechos extraordinarios no únicamente de su vida, sino también la de sus ocho compañeros santos, los Padres Franciscanos que habían sido sus directores espirituales y hermanos escribió sus biografías.En el año 1650, quince años después de la muerte de la madre Mariana, Diego Rodríguez Docampo publicó una historia sobre su vida aprobada por un documento oficial del Rey de España y de la Real Audiencia de Quito.Entre 1760 y 1770, después que surgieron nuevos hechos y documentación más abundante, el P. Bartolomé Ochoa de Alacano, O. F. M., un español viviendo en Quito, publicó una serie de artículos que constituyeron un gran volumen de la madre Mariana. Este trabajo recibió una amplia difusión y entusiasmo en los monasterios Franciscanos de España y Portugal. Este libro incluye crónicas del convento y el sermón predicado por el Obispo Oviedo en el funeral de la madre Mariana.En 1790, p. Manuel Souza Pereira, O. F. M. , publicó un extenso trabajo basado en los documentos anteriores. Padre Souza Pereira, del ilustre linaje portugués, se unió a las fuerzas armadas de joven. Una serie de acontecimientos Providenciales y varias apariciones de la madre Mariana de Jesús lo convencieron que su verdadera vocación era la orden de los Franciscanos. Más tarde, después de haber sido enviado a la ciudad de Quito, fue conocido ahí por la austeridad de su vida y sólida virtud. Un momento decisivo para él, fue una invitación para acompañar a su Obispo al Claustro Pontificio donde su santa protectora vivió y falleció. Ahí, el rastreó sus huellas y veneró su cuerpo incorrupto. Con su corazón ardiente, se comprometió a no descansar hasta que hubiera terminado un relato completo de lo que estaba por ser titulado, La vida admirable de la madre Mariana de Jesús. Es en gran parte de este relato del que hemos basado este artículo.* * * * *Madre Mariana de Jesús Torres y BerriochoaUn día en el año 1582, una joven monja oraba ante el Santísimo Sacramento en el coro de su convento en Quito. De repente, oyó un estruendo aterrador y vio que la iglesia estaba envuelta en una masa de humo oscuro. El altar principal se mantuvo iluminado, como si a la luz del día. Allí, la puerta del tabernáculo se abrió y nuestro Señor crucificado, se clavó a una cruz de tamaño real. La Virgen María, San Juan Evangelista y Santa María Magdalena se quedaron al margen, como en el Calvario. Nuestro Señor estaba agonizante.La joven monja escuchó una voz: "Este castigo es para el siglo xx." Entonces ella vio tres espadas pendiendo sobre la cabeza de Nuestro Señor, cada uno con una inscripción. En el primero fue escrito, "Voy a castigar la herejía"; en el segundo, "Voy a castigar la blasfemia"; y en el tercero, "Voy a castigar la impureza".Después, la Virgen santísima se dirigió hacia la joven monja: "Mi hija, ¿deseas sacrificarte a por estas personas? "."Estoy lista", respondió la monja. Así, las tres espadas traspasaron el corazón de la monja, y ella cayó muerta por la violencia del dolor.¿Se trata de un cuento de hadas? Una increíble alegoría? La fantástica quimera de la fértil imaginación de alguien? No, estos son hechos.Dios de vez en cuando visita la tierra con el "toque mágico" de su omnipotencia. Por medio de Su Divina discreción, hace una excepción a las normas cotidianas terrenales y presenta l0 extraordinario. Aprendemos de sus intervenciones y milagros como si el velo de la Fe fuese levantado un poco y nos diera un vistazo de los Cielos, ayudándonos a sentirnos más cerca de nuestro hogar celestial.Muchas personas afirman que han recibido este toque mágico, pero sólo unos pocos tienen la marca augusta de autenticidad, que por lo general es un proceso purificante para el alma favorecida a través del sufrimiento.MarianaEn el año 1563 Don Diego Torres y Doña María Berriochoa, ambos nobles españoles y fervientes católicos procrearon una niña. En la fuente bautismal la niña, su primera hija, recibió el nombre de Mariana Francisca. Esta niña privilegiada fue escogida por la Divina Providencia desde sus primeros días. Para empezar, ella fue agraciada con una excepcional belleza angelical.Conforme fue creciendo, su fascinación era Jesús escondido en el Santísimo Sacramento, ante lo cual ella se arrodillaba por horas, incluso a la edad de seis años. Debido a su madurez espiritual, su confesor le permitió recibir la comunión a los nueve años de edad, considerado entonces muy temprano para la primera comunión.Tan intensa fue la alegría de Mariana en este primer encuentro con su Dios Sacramental, que cayó en un profundo desmayo. Durante este "desmayo" vio a nuestro Señor Jesucristo como un niño joven de la misma edad que ella, poniéndole un hermoso anillo en su dedo, reclamándola como suya.Mariana de buena gana aceptó esta propuesta. La Virgen y San José fueron testigos del evento y se mantuvieron como patrocinadores de este "compromiso".En esta misma visión la Virgen le mostró que estaba destinada a pertenecer a la Orden de la Inmaculada Concepción. Esta orden había sido recientemente fundada por otra alma privilegiada, Santa Beatriz de Silva, una mujer portuguesa de noble linaje.La Orden de la Inmaculada ConcepciónEl gran amor de Santa Beatriz era la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios. Después de muchos sufrimientos y dificultades, fundó esta nueva orden en honor a este exaltado privilegio de María Santísima, siglos antes de que fuera declarado dogma de nuestra fe.La nueva orden adoptó la regla Franciscana y tomó a San Francisco de Asís como su mentor y padre. Su hábito es blanco y azul, los colores de la Inmaculada Concepción, con un velo negro.Una solicitud de la colonia de EcuadorAlgunas influyentes y piadosas señoras en la entonces colonia española de Ecuador aprendieron de esta orden recientemente establecida. Encantadas con la nueva devoción del instituto, estas señoras deseaban tenerla establecida en la ciudad de Quito, la capital de su país.Presentaron su solicitud para esto al Rey Felipe II de España. Accediendo a su petición, él nombró a una monja de gran virtud, la madre María de Jesús Taboada, como encargada de la fundación del nuevo convento. Esta virtuosa y santa monja, tía de Mariana, fue acompañada por otras seis monjas, todas mujeres de gran mérito y virtud. Eran Madres Francisca de los Ángeles, Ana de la Concepción, Lucía de la Cruz, Magdalena de San Juan, Santa Catalina de la Concepción, y de María de la Encarnación.La separaciónMariana tenía tan sólo nueve años en ese entonces, pero Dios quiso arrancar esta rosa incluso antes de que haya florecido. Un día, mientras ella recibía la Comunión, Jesús se le volvió a aparecer y le dijo que deseaba que deje la casa de su padre y que abrazara Su cruz en una tierra lejana. Mariana entendió que ella debía ir con su tía, como parte de la expedición de la orden de la Inmaculada Concepción en las Américas. Ardiendo de amor por su Jesús crucificado, ella ya había llegado a esa etapa de amor donde los sufrimientos no eran ningún obstáculo.Con sus corazones destrozados pero resignados, sus padres tan Cristianos, la entregaron a su santa tía, quien ahora prometía ser su verdadera madre.El viajeEl diablo no pudo soportar el pensamiento de que se llevara a cabo esta fundación. Tan pronto como el barco de las monjas salió del puerto, una terrible tempestad, que rara vez se había visto antes, las superó. El cielo cambió de día clarísimo a noche oscurísima. Los marineros, tan asustados, no sabían qué hacer y pensaban que todo estaba perdido. De hecho, el barco parecía condenado.Fue entonces que la tía y la sobrina, en la tempestad del agua vieron una horrible y gigantesca serpiente de siete cabezas, tratando de destruir el barco. Mariana gritó al ver esto y perdió el conocimiento. Madre María oraba a Dios con toda su alma, pidiendo que si Él realmente quería que la fundación se lograra, que sofocara la tormenta.Tan pronto como la Madre María terminó la oración, abrió los ojos y la luz del día venció la oscuridad. Pero, una terrible voz se escuchó: "no voy a permitir que esta fundación se establezca; no voy a permitir su progreso; no voy a permitir que dure hasta el final de los tiempos; yo os perseguiré".La Madre María sabía que Mariana había visto algo durante su desmayo y, retirándose con ella a un lugar aislado, le pidió que contara todo lo que se le había mostrado."Yo no sé de dónde he venido, mi madre", respondió la chica, "pero yo vi una serpiente más grande que el mar, que se torcía y se retorcía. Después, vi a una mujer de belleza incomparable, vestida de sol, coronada de estrellas y con un bebé en sus brazos. En el seno de la virgen, vi una custodia con el Santísimo Sacramento. En una de sus manos tenía una cruz de metal dorada con una lanza. Anclando la lanza por encima del Santísimo Sacramento y en la mano del niño, golpeó la cabeza de la serpiente con tal fuerza que se partió completamente. En ese momento la serpiente gritó todas sus horribles amenazas diciendo que no permitiría la fundación de la Orden de la Inmaculada Concepción".La Madre María entendió todo lo que significaba esta visión y más adelante mandaría a hacer una gran medalla describiendo la escena. Hasta el día de hoy, las monjas de la Inmaculada Concepción de Quito usan esta medalla sobre sus hábitos. FundaciónLlegando a Quito el 30 de diciembre de 1576, las fundadoras fueron recibidas con gran alegría y se hospedaron en los edificios más habitables del convento, que todavía estaba bajo construcción. Cuando terminó la construcción, la fundación oficial se llevó a cabo el 13 de enero, 1577.Poco después, varias jóvenes de Quito comenzaron a solicitar admisión al convento de la Inmaculada Concepción y la vida conventual estaba en pleno florecimiento.NupciasA los quince años, Mariana entró al noviciado y, unos años después, profesó.Haciendo su profesión de votos ante la Madre María Taboada en el día de sus nupcias, Mariana entró en un éxtasis sublime. Mientras su alma estaba en la presencia de Dios Nuestro Señor, y su cuerpo en la tierra flexible para recibir su hábito, sus labios pronunciaban la fórmula de sus votos.Nuestro Señor Jesús le presentó su propia cruz a su esposa y le mostró todos los enormes sufrimientos, persecuciones, enfermedades y tentaciones que se llevarían a cabo por amor a Él y por nuestro bien. Fue preservada únicamente de las tentaciones de pureza. Ella nunca llegaría a tener ningún pensamiento o inclinación contra esta virtud angelical.Vida de penitenciaDespués de su profesión, Nuestro Señor se apareció de nuevo a la madre Mariana y le dio el programa que habría que observar en las horas libres de la comunidad y las penitencias que debían realizar durante la semana.Estas penitencias eran tan severas que la Madre Maria Taboada temía por su salud. Pero, en otra visión, Nuestro Señor puso una gota de agua cristalina de Su costado herido en los labios de Mariana y la fortaleció de una forma maravillosa para soportar todo lo que le pidiera.Las penitencias practicadas por este ángel en carne humana sólo pueden ser entendidas cuando consideramos que estaba llamada a ser una víctima de nuestro siglo XX. Para obtener un ejemplo, envolvía casi todo su cuerpo inocente con cables de puntas de hierro, incluso sus oídos, dejando sólo su rostro y manos libres. Por lo tanto, vivía una vida penitencial, orante, cada vez creciendo más en virtud.Visión del siglo xxLlegamos entonces a ese día en el año 1582 cuando ella estaba orando ante su Señor Eucarístico y de repente vio a la iglesia, excepto el altar principal, inmersa en la oscuridad. El resto, hasta el día de su muerte dolorosa por medio de las tres espadas clavadas en su corazón como una expiación por los pecados de nuestro siglo actual, hemos relacionado en el comienzo de este artículo.ResurrecciónMariana, siempre la primera en todos los actos de la comunidad, no apareció al día siguiente que tuvo su visión de Nuestro Señor en la cruz. Notando su ausencia, la abadesa y las otras monjas la buscaron. La encontraron muerta en el coro bajo, su cuerpo ya frío. Con enorme dolor, llevaron los restos de la joven monja a su celda y la acostaron en su cama.El médico, Don Sancho, y los Frailes Franciscanos que atendían al convento fueron llamados. Don Sancho confirmó su muerte y que no había nada mas por hacer excepto darle una sepultura digna.Afuera, el pueblo de Quito clamaba en las puertas del convento para ver el cuerpo de su amada benefactora, ya que la madre Mariana se volvió bien conocida en la ciudad, habiendo ayudado a muchos con sus consejos, penitencias, oraciones, e incluso milagros.Las dos coronasLa Madre Mariana apareció frente al Juez divino. Encontrando ninguna falta en ella, El dijo, "Ven, amada de mi Padre, y recibe la corona que hemos preparado para ti desde el principio del mundo." Ella estaba entonces en el cielo ante la Santísima Trinidad y la corte celestial, en indescriptible felicidad.Mientras tanto, en la tierra, las oraciones de la madre María y todas sus hermanas, así como las de los Padres Franciscanos y los pobladores se elevaron hacia el trono de la Santísima Trinidad. Las hermanas no podían soportar la idea de vivir sin este ángel y verdadero pararrayos de la justicia de Dios a favor de su comunidad. Suspirando y llorando, le rogaban a Dios que se las regresara.Deseando prestar un oído a las súplicas de los niños en la tierra, Nuestro Señor presentó a la madre Mariana dos coronas, una de gloria y la otra de lirios entrelazados con espinas. Le dio a escoger una de las dos, haciéndola entender que, al escoger la corona de gloria, ella permanecería en el cielo, como era su derecho, pero al escoger la otra, se regresaría a la tierra y retomaría su sufrimiento.La humilde virgen pidió entonces a su amado que El eligiera por ella. "No", respondió el Señor. "Cuando te tomé como mi esposa, puse a prueba tu voluntad, y ahora quiero hacer lo mismo". La Santísima Virgen María ahora habló: "Mi hija, he dejado las glorias del cielo y regresé a la tierra para proteger a mis hijos. Quiero que me imites en esto, pues tu vida es muy necesaria para la orden de la Inmaculada Concepción." ¡Ay de la colonia en el siglo xx!" continuó la Virgen. "Si no hay almas que, con su vida de sacrificio y holocausto siguiendo tu ejemplo, apacigüen justicia divina, fuego vendrá del cielo, y, consumiendo sus habitantes, purificará Quito."Oyendo esto, la humilde virgen acordó volver a la tierra. Ella, tendría una larga vida de increíbles sufrimientos, ya que una parte de su misión en la tierra era para expiar por los pecados de nuestro pobre, caótico, dañado y pecaminoso siglo.Estigmas, la enfermedad y la muertePorque Mariana de Jesús estaba destinada a gracias extraordinarias toda su vida, nuestro Señor no la salvó de nada que pudiera contribuir para su purificación y perfección. Así pues, en la noche del 17 de Septiembre, 1588, la madre Mariana orando, recibió las heridas de Nuestro Señor Jesucristo en sus manos, pies y costado. Ella gritó y se quedó temblando, y tuvo que ser ayudada a su cama. Los estigmas aparecieron en las palmas de las manos y las plantas de los pies como heridas causadas por punción; a su lado se encontró una marca de color violeta rojizo como una herida causada por espada.Después de esto, ella se enfermó terriblemente y entró en una tremenda prueba. No podía mover un solo miembro de su cuerpo. Agravando sus sufrimientos, el diablo hizo todo lo posible para quebrarla sugiriendo que su vida había sido en vano, una mentira, un engaño. El pululaba alrededor de su cama constantemente en forma de una monstruosa serpiente, una visión que la atormentaba sin cesar.Una noche, ya no pudiendo soportar estas terribles condiciones de cinco meses, llamó a la Santísima Virgen María. Entonces, sintiendo una mano acariciando su cabeza, miró hacia arriba para ver a la Reina de los Cielos, bella, amable, majestuosa en una aureola de luz.Ella ya podía moverse y no veía a la horrible serpiente mas. Sin embargo su condición empeoró todavía y en medio de la angustia de toda la comunidad, una vez más dio su último suspiro. Era Sábado Santo y su cuerpo fue colocado en el coro bajo. Las multitudes vinieron a verla y lloraban en voz alta: "La santa está muerta! Nuestro ángel se ha ido!"Sin embargo, la mañana del día siguiente la comunidad se dirigió al coro alto para recitar el Divino Oficio, la encontraron orando! Como su divino Esposo, a quien ella trató de copiar en todo, ella había sido resucitada en la mañana de Pascua y regresó a la vida una vez más para continuar sufriendo por las almas y por el mundo.SuperiorEn 1589, sintiendo que su salud fallaba y deseando prepararse para la llegada de su fin, cuyo se le había predicho, Madre Maria Taboada sugirió que una nueva superior fuera elegida. Había gobernado durante dieciséis años por deseo unánime de su convento, quienes consideraban que no había mujer más sutil para llevar a cabo esta tarea que la santa fundadora.Ahora, en deferencia a sus deseos, eligieron por unanimidad a la madre Mariana de Jesús, confiando en su sublime virtud a pesar de sus solo treinta años de edad. Ella, como madre superiora, guiaba al convento con gran sabiduría, prudencia, caridad, y bondad en los caminos del Señor, cumpliendo cada uno de los puntos del santo imperio, omitiendo nada. Mariana sabía que tendría su tía con ella durante un tiempo, y tomó ventaja de su asesoramiento y orientación.Las predicciones sobre la comunidadVarias veces la madre Mariana y la madre María recibieron revelaciones sobre el futuro de su convento.Tenían conocimiento de cada una de las monjas que profesarían en su comunidad hasta el fin del mundo. Sabían que en cada época habrían almas de gran virtud, mérito y santidad en esta bendita casa, pero también habrían ingratas y desobedientes. Las almas santas desviarían grandes calamidades de Ecuador y mantendrían la fe ardiendo incluso durante el desastroso siglo xx.El diablo planea destruir el convento desde adentro A las dos mujeres santas también se les mostró que muy pronto, incitado por el enemigo de la humanidad, que algunas revoltosas y desobedientes monjas de su convento que querían una regla menos rigurosa que la regla franciscana, intentaron y obtuvieron la separación de la comunidad de la dirección de los Frailes Franciscanos. Dado que la orden de la Inmaculada Concepción es como una rama de árbol de la Orden Franciscana, esta separación les causó a estas fieles monjas terribles sufrimientos.Muerte de la Madre María TaboadaEn 1594 la Madre María Taboada, que fue realmente una madre para la madre Mariana y para todas las personas que se encontraron bajo su cuidado, entregó su alma a Dios. Ella había sufrido terriblemente antes de su muerte, y la comunidad estaba inconsolable por la pérdida de su amada fundadora.Sin embargo, ella seguía guiando su monasterio desde el cielo tal como había prometido en sus últimas palabras antes de entrar en su agonía. Entonces de repente se sentó en la cama, todo rastro de su enfermedad había desaparecido y su rostro joven y fresco como cuando ella tenía treinta y tres años, la edad en la que fundó el monasterio. Ella los dejó con la más conmovedora de despedidas, y les prometió asistencia continua dese el cielo.De hecho, Mariana hablaba frecuentemente con la madre Maria en visiones cuando buscaba orientación y asesoramiento.Primera aparición de la Madre del buen éxitoAlrededor de este tiempo la madre Mariana sufría cruelmente por todas las preocupaciones de su comunidad. No tenían un apoyo financiero, y la cruz de la amenaza de la separación de los Franciscanos había infligido un verdadero martirio para ella.En las primeras horas de la mañana del 2 de febrero de 1594, la madre Mariana estaba en orando en el coro alto. Postrada con su frente tocando el suelo, suplicaba ayuda para su comunidad y misericordia para el mundo pecador.Luego oyó una dulce voz llamando su nombre. Rápidamente levantándose, contempló a una hermosa dama en una aureola de luz. En su brazo izquierdo tenía al Niño Jesús y a su derecha un báculo de oro más puro, adornado con piedras preciosas, que no se encuentran en esta tierra."¿Quién es usted, bella señora? ", preguntó, "y que desea? Que no sabe que soy sino una pobre monja, llena de amor por Dios, verdaderamente, pero sufriendo y probada al máximo?"La señora le respondió: "Yo soy María del Buen éxito, la Reina del Cielo y de la Tierra. Precisamente porque se trata de una alma religiosa llena de amor por Dios y por su Madre, que ahora os habla, yo he venido desde el cielo para apaciguar tu corazón atribulado."Después, la Madre de Dios le mostró cómo sus oraciones y penitencias agradaban a Dios. Explicó que tenía el báculo de oro en su mano derecha porque deseaba reinar el convento ella misma y que el diablo usaría todo lo que tuviera a su alcance para destruir el convento por medio de algunas de sus hijas ingratas que habitaban allí."No alcanzará su meta", continuó, "porque yo soy la Reina de las victorias y la Madre del buen éxito. Por medio de esta invocación, deseo, en los siglos venideros, llevar a cabo milagros para la preservación de este, mi convento, y sus habitantes."Hasta el fin del mundo tendré hijas santas, almas heroicas, en la oscura vida de su convento, que sufriendo persecuciones y calumnias dentro de su propia comunidad, serán muy amadas por Dios y su Madre.… La vida de oración, penitencia y sacrificio será muy necesaria en todos los tiempos. Después de haber pasado sus vidas desconocidas por todos, serán llamadas al cielo para ocupar un elevado trono de gloria." luego, Ella reveló a la madre Mariana que la suya sería una larga vida de sufrimiento, pero le rogó que nunca perdiera valor.Diciendo esto, puso al Niño Jesús en los brazos de esta humilde virgen. Abrazándolo fuertemente cerca de su corazón, la madre Mariana sintió la fuerza para sufrir todo por Su Honor y Gloria y el bien de las almas.La Virgen iba a aparecerse varias veces a la madre Mariana bajo el título de la Madre del buen éxito. En algunas de estas apariciones predijo muchas cosas acerca de nuestro propio siglo xx.Separación de los FranciscanosEl fatídico día predicho a la madre María y a la madre Mariana había llegado, el día en el que su pequeña manada se separaría de sus pastores divinamente designados. Se habían producido nuevas elecciones para una superior y la madre Magdalena de Jesús Valenzuela, la recién nombrada priora, no perdió tiempo en realizarlo. Esta señora no era una mala persona, pero siendo débil, a menudo servía como un instrumento en manos de otras monjas con malas intenciones.Rápidamente, se dedicó a anular la obediencia a los hijos de San Francisco y a someter la dirección del monasterio al Obispo de Quito. Este era un día triste para las heroicas y santas fundadoras y todas las obedientes Concepcionistas de la casa. Mientras los Padres Franciscanos se despedían, madre Mariana y todas las obedientes monjas lloraban inconsolablemente. Sin embargo, obedientemente, se sometieron a la nueva autoridad.El Padre Provincial de los Franciscanos las dejó con palabras de aliento y de consuelo, asegurando su futuro retorno. Para las desobedientes dejó palabras de maldición.PrisiónInmediatamente, con la Madre Valenzuela al timón pero manipulada por la facción rebelde, el respeto de la norma comenzó a disminuir, tiempos reglamentarios de silencio ya no se observaban, y abusos se multiplicaron. Preocupada y afligida en su corazón con esta situación, que derrotó al verdadero propósito de la vida conventual, la madre Mariana humildemente se acercó a su nueva superiora, rogando como fundadora y ex-priora que estas infracciones y desviaciones fueran corregidas por el bien de la comunidad.El prelado eclesiástico secular ahora en autoridad del convento había escuchado sobre este recurso. Pero la facción rebelde se hizo cargo de que se le diera el peor posible informe, haciendo ver a la madre Mariana como revoltosa, insubordinada, y mucho más.Como resultado, ordenó que la inocente virgen fuera encarcelada por tres días. También ordenó que su velo fuera quitado, que recibiera una flagelación pública a la hora de las comidas en el refectorio, y que ella coma arrodillada en el suelo. Pasó estos tres en una cárcel oscura y subterránea. Allí, la Hermana Mariana tuvo que expiar su perfecta inocencia.Después de tres días, fue trasladada a una habitación solitaria. Las fundadoras Españolas, incapaces de contenerse al ver su sufrimiento, la fueron a visitar. Para ello, se ordenó que fueran encarceladas junto con la madre Mariana por un mes completo. Otros, que mostraron solidaridad con ellas también se unieron a las santas fundadoras en la cárcel. Llegaron a ser en un momento veinticinco pagando por su fidelidad.La plaza principal de Quito, capital de Ecuador. El edificio central es el Palacio Presidencial. La flecha roja menor indica el lugar en el que, en cumplimiento exacto de la profecía de la Virgen, Gabriel García Moreno murió. La flecha roja mayor indica el Convento de la Inmaculada Concepción, directamente cruzando la calle.Consolaciones DivinasUna noche, una pequeña cruz que la madre Mariana había pintado en la pared comenzó a brillar intensamente. Mientras la luz aumentaba ante el asombro de las presas inocentes, las siete fundadoras se encontraron en un éxtasis sublime y a cada una se les mostró una visión diferente.Como ejemplo de estas visiones, la madre Francisca de los Ángeles, una de las fundadoras Españolas, vio a su Padre Seráfico, San Francisco de Asís, en un estado de furia yendo por el convento con un arco, lanzando flechas derecha e izquierda. Cuando una de las flechas atravesó el corazón de una de las monjas desobedientes, cayó muerta al instante.Entonces San Francisco dijo a la madre Francisca: "Esta monja es la principal responsable de la separación de los Franciscanos y la laxitud en el monasterio. Tendrá que rendir cuentas de todos los sufrimientos y la falta de observancia de la regla en los siglos por venir hasta que la jurisdicción de la familia franciscana regrese. Entonces, la regla dada por el Papa Julio II será observada perfectamente. Pero yo me encargaré de que en todo momento habrán almas que, amando a la Orden de Frailes Menores, sostendrán la regular observancia del monasterio con sus vidas penitentes y dedicadas."La mañana siguiente, esa monja fue encontrada muerta en su celda, su rostro un color negrizo violeta. A las prisioneras las hicieron cargar su cuerpo para la sepultura. Imagínense el dolor de la Madre Francisca al tener que llevar el cuerpo de la hermana que había amado y servido pero que no pudo salvar! La Madre Magdalena de San Juan contemplaba a San Juan el Evangelista. Él le reveló que el día de la Última Cena, al reclinar su cabeza sobre el corazón de Nuestro Salvador, uno de los secretos que le habían sido revelados era el fundamento de este monasterio. Nuestro Señor le hizo saber lo mucho que amaba a esta casa en la cual vivirían almas Eucarísticas que se encargarían de ofrecer reparación por los sacrilegios cometidos contra la Víctima Divina.Así estas almas santas pasaron aquellos amargos días encarceladas dentro de su propia casa, perseguidas, acosadas, y abandonadas por sus propias compañeras. LibertadTorturada por la lástima, y el remordimiento, la Madre Valenzuela ya no podía soportar la idea de estas inocentes y santas monjas encarceladas en ese horrible lugar. Escribió una carta al Obispo confesando su debilidad al permitir que las monjas rebeldes la manipularan y que causara el encarcelamiento de estas mujeres totalmente inocentes. El prelado se molestó de sobremanera al recibir este mensaje. Reprendió a la Madre Valenzuela severamente y ordenó la liberación inmediata de las víctimas.Al ser liberadas, las pobres almas sufrientes humildemente besaron los pies de su priora y la de sus perseguidores.A pesar de esto, haría falta un verdadero libro para relacionar la continuación de episodios de intriga, calumnia y persecución incitada por el padre de la mentira contra las fieles monjas. Que baste con decir que eso fue solo el comienzo de la terrible persecución sufrida por estas almas santas, que más tarde fueron devueltas a esa horrible prisión.Una vez más, las elecciones y cadena perpetua...Después de la liberación de este encarcelamiento, la madre Mariana fue nuevamente elegida priora, recibiendo la mayoría de los votos de la facción obediente del convento. Esto provocó tal furia en la banda rebelde que, una vez más, fue difamada a tal punto que el Obispo, sin saber qué hacer, la aisló en una celda. Cargadas de odio, el bloque rebelde deseaba enviarla a la oscura prisión, pero la Madre Valenzuela, no las escucharía.Otras profecías sobre los siglos xix y xxUn día, durante este segundo período de aislamiento, mientras rezaba y sufría, la madre Mariana de nuevo contemplaba una señora de incomparable belleza y majestad rodeada de luz. Una vez más, la señora se nombró María del Buen Suceso, cargando a su hijo pequeño y el báculo dorado. Una cruz llena de diamantes brillaba como muchos soles en el báculo; rubíes adornaban el centro de la cruz y el nombre de María fue grabado en esta estrella de rubíes, brillando con muchas lucesEsta vez, entre muchas otras cosas, la Madre del Buen Suceso dijo: "En el siglo XIX un presidente realmente Cristiano va a gobernar el país. Él será un hombre de carácter al que Dios Nuestro Señor le concederá la palma del martirio en esta misma plaza central donde se encuentra mi convento. Él consagrará la República del Ecuador al Sagrado Corazón de mi Hijo santísimo, y esta consagración sostendrá la fe Católica en los años venideros, que serán nefastos para la Iglesia.Presidente Gabriel García Moreno"Durante estos años, en los que la Masonería, esa secta detestable, se apoderará del gobierno, habrá una persecución cruel contra comunidades religiosas. También, atacaran violentamente a este convento que es particularmente mío. A esos hombres desdichados este monasterio les parecerá acabado, pero desconocido a ellos, yo vivo y Dios vive para levantar en medio de ellos, poderosos defensores de esta obra. También pondremos dificultades insuperables en sus caminos, y el triunfo será nuestro. ”Estas predicciones se cumplieron al pie de la letra.Gabriel García MorenoGabriel García Moreno era un hombre de temple inquebrantable, de brillante intelecto, y de un amor ardiente a la Iglesia y al Papado. Como presidente del Ecuador, llevaba a la república en el camino de la fe y la justicia durante varios años, logrando una tremenda reforma religiosa, moral, educativa y económica.Poco después de su reelección, en un gran impulso de fervor valiente, tomó una enorme cruz de madera durante una procesión en Semana Santa y llevo el cortejo por las calles de Quito. Poco tiempo después, las logias masónicas de Perú enviaron un asesino a matarlo.Fue brutalmente asesinado el 6 de agosto, 1875, frente al palacio presidencial, regresando de la Misa y Santa Comunión en la Catedral. Cayó en la plaza en la cual se encuentra el convento de la Inmaculada Concepción, tal como la Virgen había predicho. Se dice que, mientras moría en un charco de sangre causado por múltiples heridas de machete, pudo mojar su dedo en su propia sangre para escribir sobre el pavimento, "Dios no muere" - Dios no muere.La Madre de Dios pide que se haga una estatuaDurante la misma aparición, la Santísima Virgen del Buen Suceso le pidió a la madre Mariana que mandara a hacer una estatua de Ella exactamente como la Madre Mariana la veía. Ella deseaba que esa estatua que se colocara en el asiento de la Priora en el coro alto, para que, a partir de allí, pueda efectivamente gobernar su convento. Quería que un báculo se colocara en su mano derecha como un signo de su autoridad como superiora, junto con las llaves del monasterio para que ella pudiera defenderlo en los siglos por venir.Y cómo lo defendió. En varias ocasiones futuras, oficiales gubernamentales hostiles trataron de trasladar a las hermanas o cerrar el convento. En ninguno de estos intentos tuvieron éxito. En algunos casos la persona encargada murió o fue destituida de su cargo antes de que la orden se llevara a cabo. En una ocasión, una gran multitud de hombres asignados a converger en el convento en un determinado momento olvidaron la cita hasta que la hora ya había pasado.Pintura Representando a la madre Mariana Midiendo a la Virgen Santísima Mariana Mide a La Santísima VirgenLa Madre Mariana estaba confundida sobre cómo obtener las medidas exactas de la Señora Celestial. Notando su confusión, La Virgen le pidió que se quitara el cordón de la cintura de su hábito. Luego, con inconmensurable gracia, Ella tomó un extremo del cordón y lo detuvo en Su frente mientras la madre Mariana tocaba el otro extremo al pie de la Virgen. El cordón, demasiado corto para tal medida, se estiró al largo perfecto.Por alguna razón desconocida, la madre Mariana experimentó algunas tentaciones y dificultades dudando la autenticidad de esta aparición. Por lo tanto, pasaron muchos años antes de que la estatua solicitada por la Madre del Buen Suceso fuera hecha.Siguen los problemas en el convento Asuntos se mantuvieron lejos de ser resueltos en el Convento de la Inmaculada Concepción. Siempre incitados por el demonio, que había jurado destruir esta santa casa que causó tantos estragos a sus planes, la misma camada de monjas rebeldes, descontentas y envidiosas nunca dejaron de coludir.De nuevo era tiempo para una nueva elección de superiora. El elemento revolucionario causó tanta fricción que después de muchas sesiones no se había llegado todavía a una decisión. El obispo tuvo que intervenir y presidir la nueva elección.Cegada por la envidia y el odio, la líder de la rebelión, una pequeña monja conocida como "La Capitana", pidió el cargo de priora para sí misma mientras vilipendia e insultaba a la madre Mariana y a las fundadoras Españolas. También pidió su regreso a España.Este fue un error fatal para las rebeldes, ahora el Obispo veía claramente con quien estaba tratando. Indignado, el obispo ordenó la eliminación de La Capitana inmediatamente y su encarcelamiento, donde sus víctimas inocentes antes habían sufrido tanto. Con respecto a las demás, se les revocó el derecho de voto y ordenó que se les dieran los trbajos más duros y serviles en el convento. Si resistían, irían a unirse a su líder en la cárcel. Ellas también fueron expulsadas de la sala de votación.Finalmente, la madre priora Valenzuela fue elegida una vez más.El inmenso sacrificioMientras esta criatura enloquecida y cargada de odio hablaba con el Obispo, la madre Mariana se encontraba calladamente sentada en un rincón de la habitación, desde ahí ella observaba unos monos horribles acercándose a esta monja. Vomitaban fuego que salía de sus bocas, ojos y fosas nasales y que se derramaba en su corazón y en el de sus seguidoras rebeldes.El coro, donde las monjas cantan el Oficio Divino.La Madre Mariana vio que esta desdichada monja, y varias de sus seguidoras no se salvarían. Pero, consciente del amor ilimitado de la madre de Mariana hacia las almas, Nuestro Señor se le apareció y propuso lo inimaginable. No había más que una sola forma de salvar a esta alma de las llamas eternas del infierno que bien merecía por sus muchos pecados y el daño causado a la comunidad para los próximos siglos: Esta manera sería que la madre Mariana sufriera cinco años en el Infierno por ella.La heroica monja temblaba en su esencia, pero aceptó.La CapitanaUn día, la madre priora y ex-priora escuchaban voces desagradables desde la prisión. La Madre Valenzuela le preguntó a la Madre Mariana qué podría ser esto, a lo cual la santa monja respondió: "Madre, esta pobre hermana es víctima del diablo. Vamos a visitarla y a sacarla al jardín para que no pierda esperanza. Debemos cuidar de su alma."Al verlas, la miserable criatura, empezó a correr alrededor de la prisión golpeando su cabeza contra las paredes y gritando: "Me estoy muriendo! Me estoy muriendo! El diablo me va a llevar!" Entonces cayó con el rostro en la tierra.Volteando a ver a la Madre Valenzuela, la madre Mariana reclamó: " ¡Venga, madre." "No", respondió la superiora, Madre Valenzuela, con mucho miedo, "su Reverencia debe ir sola". Agachándose hacia la monja caída, la Madre Mariana, la volteó, llorando igual que ella. Sus lágrimas bañaban el rostro de la miserable criatura, la cual espumaba de la boca y con sangre que fluía de su nariz. La Madre Mariana la limpiaba y la sobaba, intentando traerla de regreso a sus sentidos. Después, preguntó por la madre Francisca de los Ángeles, quien era la enfermera, para aportar algunos remedios."Va a estar bien?" preguntó la Madre Valenzuela, quien había permanecido aterrorizada en la puerta."No se preocupe, Madre. Jesús y María están conmigo", fue la tranquila respuesta.El exorcismoMientras la Madre Mariana esperaba, de repente notó dos criaturas negras agachadas contra la pared en una esquina de la habitación, tímidamente tratando de esconderse de ella. Indignada, se dirigió a ellas en alta voz: "viles y abominables bestias, ¿qué están haciendo aquí? Vuelvan a su casa cruel, ya que este es un lugar santo, una casa de oración y de penitencia. Todos sus esfuerzos para arrebatar el alma de mi hermana serán en vano. Jesucristo murió por ella y, a pesar de ustedes, ella será salvada. Les ordeno en el nombre de los misterios de la Santísima Trinidad, de la divina Eucaristía, de la Maternidad Divina de María Santísima y la gloriosa Asunción de su cuerpo y alma a los Cielos, que se salgan inmediatamente de este lugar santo. Salgan de aquí, y nunca más vuelvan a atormentar a ninguna de mis hermanas con su abominable presencia".En cuanto pronunció estas últimas palabras, sonó un ruido terrible. La tierra tembló y se escuchaban gritos horribles. Entonces, los demonios habían desaparecido.Dos veces al año, en los meses de febrero y octubre, la estatua de la Virgen del Buen Suceso es llevada de la clausura del coro de la iglesia al convento para veneración pública. Enfermería y la muerteAl regresar a sus sentidos, la monja enferma se sentía muy apenada, pero hablaba solamente con la Madre Valenzuela. Pasó una noche terrible sufriendo las crueldades de una conciencia penal. Aún así, la envidia tenía su corazón tan aprisionado que no podía llegar a pedir perdón a la madre Mariana, y mucho menos llegar a amarla.A las ordenes del doctor, fue trasladada a una habitación donde podría ser cuidada, por el hecho de que tenía una enfermedad contagiosa y se puso muy enferma. La Madre Mariana y la Madre Francisca la cuidaban con gran amor, ternura y cariño. Sin embargo, la mujer enferma las trataba rudamente, quejándose de todo.A pesar del cuidado y el tratamiento, su condición empeoró hasta el punto que la muerte era inminente. Sintiéndose morir, lloraba con terrible agitación: "Es demasiado tarde para mí. No puedo amarla ni la perdonaré. Quiero ser salvada, pero no puedo. ¡Oh! Hagan que esas criaturas negras se desaparezcan. Ayúdenme, porque me llevarán!" ella patéticamente aferrada a la madre Mariana, quien en silencio lloraba un torrente de lágrimas sobre la cabeza y la cara de la monja moribunda.Un sacerdote fue llamado, pero ella no se quería confesar. El sacerdote se marchó, entristecido por la escena de la moribunda impenitente. Entonces, ella expiró.La Madre Mariana continuó deteniendo el cuerpo en sus brazos. Sus Hermanas y co-fundadoras Españolas le suplicaron que la regresara a la cama, pero la Madre Mariana dijo: "Mis Hermanas y Madres, no olviden tan rápidamente mi sacrificio que fue aceptado para salvar a esta alma. Oren a Dios con fervor por ella. Ella está ahora ante el juicio de Dios, y se ha dado cuenta de todo el mal que ha hecho. Va a vivir otra vez. No se asusten; mantengan la calma porque ella se arrepentirá y enmendará. Más tarde, ella va a morir y será salvada, pero su Purgatorio durará hasta el día del juicio. El Señor me lo ha revelado".Acabando de decir esto, el cuerpo de la monja muerta temblaba y abrió los ojos. Veía todo alrededor de la habitación como si buscando a alguien. Entonces, con la mirada fija sobre la Madre Mariana, quería hablar, pero su voz se ahogaba en un torrente de lágrimas. La angelical Madre Mariana secó sus lágrimas con amor de madre y le habló palabras de confianza de la bondad de Dios. La pobre criatura finalmente sintió lo mucho que se le amaba.Después de una confesión general, empezó a recuperarse lentamente. Ella era ahora tan dócil como un niño y nunca quiso estar lejos de su santa benefactora.La Madre Mariana entra al InfiernoAlgún tiempo después, Nuestro Señor se le apareció a la Madre Mariana. Le recordó que había llegado el momento para que ella pagara el precio de la salvación del alma de La Capitana. Él le dejó saber que al día siguiente, tras recibir la sagrada Comunión, tan pronto como la especie sacramental se disolviera en ella, entraría al Infierno.Al día siguiente, cuando ella se acercó para recibir a su Dios en la Santa Comunión y despidiéndose de su íntima relación con Él, por la larga duración de cinco años, sintió que su corazón se rompía. Ella trató de aferrarse a Él lo más posible, pero tan pronto como la divina especie se disolvió, sintió un dolor terrible, como si su corazón hubiera sido arrancado de su pecho. Desde ese momento se convirtió totalmente insensible a Dios.A pesar de que permanecería cinco años en el estado de un alma maldita, perdió la noción del tiempo y estaba convencida de que sería interminable. Su sublime amor a Dios y a Su Santísima Madre fue convertido ahora en un sentimiento de odio, repugnancia, y desesperación.Mientras su alma sufría todos los tormentos de los condenados, sus cinco sentidos corporales fueron impregnados con increíble tortura. Su cuerpo era como una brasa encendida, sin que se consumiera en medio de indecibles dolores. Sus ojos veían las escenas dantescas más horribles mientras que las blasfemias más atroces agredían constantemente sus oídos. Su sentido del olfato estaba plagado por todas las inmundicias de la humanidad, y su sentido del tacto fue atormentado por afiladas puntas penetrantes al centro de su cuerpo. Su paladar fue torturado por un horrible sabor, desconocido, mientras que los demonios forzaban azufre fundido por su garganta. Al mismo tiempo, los demonios golpeaban su cabeza hasta el punto de derramar su cerebro, por lo tanto, incitándola a la ira, la desesperación, y la blasfemia.Sufrió todo esto mientras vivía su vida diaria en el convento. Ella nunca abrió sus labios con una sola queja a la comunidad. Más bien, ella seguía siendo un perfecto ejemplo de dulzura, humildad y obediencia. Sólo el sacerdote franciscano que la dirigía y las demás fundadoras sabían lo que la madre Mariana padecía, y oraban por ella sin cesar.El único signo exterior del infierno que sufría era que sus mejillas, normalmente buenas y saludables, mejorando su belleza natural, habían perdido su color y se habían empalidecido. Al final, ella era un cadáver andante.Muerte de La CapitanaCinco años después, mientras que oraba, la madre Mariana gritó y cayó como muerta. Estaba inconsciente por un largo tiempo y, finalmente, suspirando profundamente, abrió los ojos, que se llenaron de lágrimas de alivio. Su infierno había terminado. Gradualmente recuperó su bonito color y salud. No mucho después, la Capitana se enfermó una vez más y su fin se acercó. Confesó todos sus pecados y murió serenamente, asistida por la Santa Madre Iglesia.La Madre Mariana de Jesús vio el juicio la hermana, en donde fue demostrada que su salvación se debía a los cinco años de su madre en el Infierno. Llevó esta inmensa gratitud con ella a la eternidad. En el Purgatorio fue muy ayudada por su benefactora, que no dejaba de orar por ella. Después de la muerte de la Madre Mariana, esta alma en el Purgatorio fue gradualmente olvidanda.Hacedora de MilagrosLa vida de esta criatura angelical era una sucesión continua de revelaciones divinas, intervenciones y milagros. Durante su vida, ella levitaba, bilocaba para salvar un alma, multiplicaba los panes, curaba a los enfermos, reconciliaba familias, predecía el futuro, trabajaba por conversiones. Estos eran simplemente demasiado numerosos para relacionarlos aquí.Limitaremos nuestra historia al hecho extraordinario de la estatua de Nuestra Señora del Buen Suceso. Para los detalles las revelaciones sobre el siglo XX, HAZ CLICK AQUÍ.La estatua milagrosaEl 21 de enero de 1610, la Santísima Madre del Buen Suceso apareció por segunda vez, ahora acompañada por los tres arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, volviendo a pedir que su estatua fuera hecha.Luego, la dulce Reina indicó el artista que llevaría a cabo esta sagrada tarea. Sería Francisco del Castillo, un hombre de buena familia y un consumado escultor. Por otra parte, él era temeroso de Dios, honesto, y honrado y, con su esposa y sus hijos, escrupulosamente regía su vida por los diez mandamientos."Pero Señora y Madre de mi alma", dijo Mariana, "esta diminuta hormiga delante de usted nunca será capaz de transmitir a ningún artista Sus hermosas facciones.… Sería verdaderamente necesario que uno de los arcángeles acompañándola esculpiera esta imagen que tanto desea." La Reina celestial calmó su preocupación asegurando que Francisco del Castillo , la esculpiría y que su ángeles, la acabarían.Una vez más la santa monja pidió a tomar las medidas de la Virgen celestial. Una vez más, como en el caso de la primera instancia, María Santísima amablemente tomó un extremo del cable y se lo colocó en la frente mientras la madre Mariana tocó el otro extremo del cordón extendido milagrosamente a su pie. Pero esta vez, para que la Santísima Virgen pudiera fácilmente poner el extremo del cable en su frente, los tres arcángeles pusieron Su magnífica corona dorada ligeramente encima de Su cabeza y, la colocaron suavemente una vez más con infinito cuidado y reverencia.La Madre Mariana todavía duda; La Virgen insisteIncreíblemente, incluso después de estas dos peticiones de la Virgen misma, la Madre Mariana todavía dudaba.Temía que el Obispo dudara de ella su y pusiera obstáculos para la construcción de la imagen. También temía que la población indígena de Quito, recientemente catequizados y todavía con inclinaciones a la idolatría, ofrecerían mala reverencia a tan magnífica representación de la Madre de Dios.El 2 de febrero de ese mismo año, la Madre Mariana se arrodilló ante el Santísimo Sacramento, terminando su oración habitual de todas las noches, cuando sintió su corazón saltar dentro de ella con una mezcla de alegría y no poco miedo.En un instante, se encontró ante la Reina del Cielo, que se encontraba bañada por luces brillantes dentro de un marco ovalado de resplandecientes estrellas. Mariana sintió un impulso de escapar pero algo la detuvo. Vio a la soberana Reina mirándola con severidad y sin decir una palabra.La Madre Mariana le rogó a la Virgen que no la mirara así y prometió llevar a cabo todo lo que le había mandado incluso si le costara la vida.La Señora Celestial, entonces, la reprochó con paciencia, preguntándole por qué dudaba y temía a pesar de saber que fuera una poderosa Reina. Le aseguró a la Madre Mariana que no habría peligro de idolatría. Todo lo contrario, esta estatua sería no solamente para el bien del convento sino también el de la población en general a través de los siglos.Entonces, la Madre Mariana le rogó a Nuestra Señora que su propio nombre fuera ocultado para que ella, María Santísima fuera glorificada.Esta es Nuestra Señora, satisfecha por su humildad, y aseguró a Mariana de Jesús que los hechos relativos a la realización de esta estatua y de la vida de la Madre Mariana sólo podrían llegar a ser conocidos en el siglo xx. La estatua está hecha La petición de la Virgen conmovió profundamente al Obispo. Reprendió a la Mariana Madre por no haberle transmitido esto antes.Con el permiso del obispo y el apoyo total, Francisco del Castillo fue contactado. El pobre hombre no podía contener su sorpresa, alegría y gratitud por haber sido llamado por la Madre de Dios a este santo proyecto. Rechazó cualquier pago, considerándose plenamente recompensado por esta selección. Él sólo pidió que su familia y sus descendientes siempre permanecieran en las oraciones de la comunidad.Para encontrar el material para la estatua, viajó fuera de Quito y sólo regresó cuando estaba seguro que había encontrado la mejor madera, pinturas, y terminados que el país tenía que ofrecer. La Madre Mariana le describió lo mejor que pudo las características de la Reina Celestial como Ella había aparecido y, entonces, le dio las medidas exactas. De acuerdo con estas medidas, la Santísima Virgen María medía cinco pies y nueve pulgadas de alto. Milagrosa realizaciónParcial vista del claustro del convento de la Inmaculada ConcepciónEn enero de 1611, cuando la estatua estaba prácticamente hecha y sólo faltaba el toque final de pintura y barniz, Francisco del Castillo le informó a la Madre Mariana que porque esta última aplicación era la más importante, deseaba asegurarse de que tuviera los mejores materiales. Dijo que volvería en dos semanas, el 16 de enero, y resumiría el trabajo tras recibir la sagrada comunión.Durante esos días, la comunidad no hablaba de otra cosa, más que de la santa imagen que estaba a punto de ser terminada, e instalada como Reina y Superiora de su convento.En la mañana del 16 de enero, cuando las hermanas se acercaron al coro alto a orar el Oficio de la mañana, escucharon una hermosa melodía. Al entrar en el coro, contemplaron la estatua, bañada en una luz celestial, mientras que voces angelicales cantaban la “Salve Sancta Parens." Vieron que la estatua había sido exquisitamente terminada y que su cara emitía rayos de la más brillante luz.Francisco del Castillo , llegando y contemplando la imagen, cayó de rodillas diciendo: "Hermanas, ¿Qué es lo que veo? Esta preciosa estatua no es la obra de mis manos. No sé cómo describir lo que siento en mi corazón. Esto fue hecho por manos angelicales!" De hecho, la capa exterior de la estatua se encuentra en el suelo.El Obispo, arrodillado ante ella, igualmente reconoció el prodigio mientras grandes lagrimas salieron de sus ojos. Él autenticó que la imagen había sido modificada y enriquecida por otras manos no humanas. Después, llamando a la Madre Mariana, quien era abadesa una vez más, le pidió que entrara al confesionario. Él sabía que ella sabría algo de lo que había ocurrido.Terminado en manos celestialesLa Madre Mariana reveló que una gran luz había llenado la iglesia y el coro mientras rezaba ahí en las primeras horas del 16 de enero. Ella había contemplado a la Santísima Trinidad presente en la iglesia y entendió el amor infinito de las tres Divinas Personas hacia la Santísima Virgen María, que también estaba presente, resplandeciente y majestuosa.Los nueve coros de ángeles, la alabaron y ofrecieron reverencia a ella. Los tres santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael se arrodillaron ante ella, diciendo: "Dios te salve, María, hija de Dios Padre", "Dios te salve María, Madre de Dios, Hijo", "Dios te salve, María, castísima esposa del Espíritu Santo".Entonces San Francisco se apareció con sus sagradas llagas brillando como soles. Acercándose a la estatua sin acabar y tomando su cinto, lo ató alrededor de Su cintura, poniendo su amado convento de la Inmaculada Concepción en Sus manos y pidiéndole que ella fuera su defensora, maestra, y madre en los tiempos difíciles por venir.Mientras tanto, la estatua brillaba como si estuviera en medio del sol. Y sucedió que, la Santísima Virgen, se acercó y entró, como los rayos del sol penetran en un cristal transparente. En ese momento la estatua tomó vida y cantó el Magníficat.Esto ocurrió a las tres de la mañana.La Madre Mariana también vio a su tía, la Madre María Taboada, quien la felicitó por estas gracias concedidas y a la comunidad y le mostró una vez más todas las batallas que el convento enfrentaría, especialmente en el siglo xx. También habló de las santas almas cuyos nombres estaban inscritos en los Corazones de Jesús y de María y que no sólo mantendrían a la comunidad, sino que también evitarían muchas calamidades para la gente en aquellos tiempos.En ese momento, la madre Mariana volvió a sus sentidos. Mirando a la estatua, la vio radiante y terminada de una forma maravillosa!CasaA las tres de la mañana del 2 de febrero de 1634, la madre Mariana acababa de terminar su oración en el coro alto cuando se dio cuenta que la lámpara del santuario se había apagado.Instintivamente se preparó para descender a la iglesia, para volverla a encender, pero una fuerza desconocida le inmovilizaba para que no pudiera dar un solo paso. En este momento, Nuestra Señora del Buen Suceso apareció cargando al Divino Infante en su mano izquierda y el báculo en su mano derecha. Con calma, le dijo: "Mi querida hija, hoy os traigo el agradable anuncio de tu muerte, que se llevará a cabo en once meses. Tus ojos, entonces, se cerraran a la luz material de este mundo con el fin de abrir a la brillantez de la luz eterna. Prepara tu alma para que, purificada todavía más, pueda entrar completamente al goce de tu Señor."Y así sucedió. La salud de la Madre Mariana comenzó a fallar, pero todavía se hacía cargo de sus responsabilidades en el convento durante el mayor tiempo posible. Sin embargo, llegó un momento en que ella tenía que ser confinada a la cama.Conociendo el día y la hora de su muerte, había preparado a sus agraviadas hijas para su último viaje a la eternidad. Ella tenía que ir con su Señor a las 3 p.m. el 16 de enero, 1635. Ella tenía en ese entonces setenta y dos años de edad.Alrededor de la una de la mañana de ese día, le pidió a la Madre Abadesa que convocara a la comunidad. Cuando llegaron, leyeron en voz alta su magnífico testamento, que comenzó afirmando que murió una hija fiel de la Santa Iglesia, Católica Apostólica Romana. Entonces, con una voz vibrante con emoción pero firme con la fuerza de la fe y la sinceridad, repitió la voz de su Maestro: "es necesario que me vaya, pero no os dejaré huérfanos. Voy a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios, y el Divino Consolador, descenderá a confortarlos."Después de recibir el santo viático, ella, encendida de amor, con calma cerró los ojos y dejó de respirar. Mariana de Jesús estaba con Dios.Una rosa a sus piesNo podemos dejar de mencionar un episodio de oro tan conmovedor como final de nuestra historia.Varios años antes, una ansiosa madre había llegado a pedirle a la madre Mariana que orara por su condición, que había sido diagnosticada como precaria.Cordial y amable como siempre, la santa monja le dio un poco de agua de anís, con lo que ella había logrado innumerables curas, y apaciguo sus temores, asegurando que ella daría a luz a una niña preciosa. La madre consolada le pidió a su madre protectora que orara por su bebe.Mariana de Jesús respondió: "no tienes que pedirme que ore, porque esta niña es más mía que suya. Ella es un alma escogida por Dios y perfumara este claustro con el aroma de sus virtudes. Tráigala a menudo, porque deseo de verla. Ella vestirá mi cuerpo para la sepultura".Tal como se predijo, una bella y saludable niña nació, recibió el nombre Zoila Blanca Rosa. A la edad de diez años, rogó para ser admitida al convento donde era ya un ejemplo de virtudes, así como un rayo de sol por su cada vez más alegre e inocente disposición. En el convento se convirtió en Zoila Blanca Rosa de Mariana de Jesús.Cuando su querida madre Mariana cayó enferma por última vez, Zoila la cuidó devotamente. Sin embargo, el sol desvaneció de su hermoso rostro, ya que ella no podía soportar la idea de vivir sin su santa Madre.Un día salió de la enfermería radiante otra vez. Cuando se le preguntaba el motivo de esta alegría impropia en vista de la muerte cercana de su madre, explicó que la madre Mariana le había prometido que la llevaría con ella.Cuando el cuerpo de la Madre de Mariana fue presentado en el coro bajo, rodeado de una gran lluvia de flores, Rosa de Mariana se arrodilló a los pies de su Madre y recostó su cabeza en ellos. Después de un tiempo, la priora se acercó a proponerle que descanse un poco. No le respondió. Al moverla, las monjas vieron que estaba fría y su boca llena de sangre. Mandaron llamar al médico de inmediato. Después de un minucioso examen, el médico dijo, "Murió instantáneamente cuando la arteria principal de su corazón se torció."Todas las flores prescritas por la Regla para el adorno de los cuerpos de sus hermanas se utilizaron para la madre Mariana. Improvisando un ataúd, llevaron el cuerpo de su miembro más joven al coro bajo carente de flores, entre sollozos y cánticos. Cuando pasaron por el patio, lo vieron florecido con magníficas rosas blancas, fragantes y el doble del tamaño normal. El cuerpo de Zoila estaba cubierto con las rosas, cargada de perfume y la esencia de milagros, y esto puesto por su santa Madre Mariana. Bendito sea Dios en sus santos. ________________________________________Nota:1. De acuerdo con la Ciudad Mística de Dios escrita por María de Agreda, otra Concepcionista y mística, la Virgen fue llevada al cielo el día de la Ascensión de Nuestro Señor y también la opción de quedarse o regresar a la tierra para ayudar a la joven Iglesia. [Volver al artículo]